El joven soñador
Había una vez un joven llamado
Rafael Amaranta que era muy amante a la vida, era solidario,
perseverante para lograr sus metas.
Rafael quería ser un gran escritor, pero
tenía que hacer un gran esfuerzo continuo para poder ir a la escuela,
Rafael tenía una frase especial “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Cada vez que tenía que ir a la escuela se
levantaba temprano de manera cuidadosa para no despertar a sus pequeños
hermanos, aunque tenía sueño se despertaba
y decía ‘querer es poder’, Rafael hacia un gran esfuerzo porque su escuela quedaba muy
lejos y tenía que caminar mucho, él tenía la fe de que si se esforzaba
podía alcanzar sus metas.
Un día salió de la casa sin probar bocado
y para su buena suerte en el camino estaban
ofertando unos bocadillos gratis, Rafael se alegró mucho porque pudo guardar
para su familia y exclamó “ya resolví”
un gran problema. Dios es bueno.
Al pasar los años Rafael fue un buen
escritor y famoso en una de sus entrevistas exhortó a los jóvenes “Para que las cosas sucedan debes
provocarlas y a provechó la ocasión para
agradecer a una maestra que tenía la cual para él era muy especial. Durante la
entrevista le preguntaron ¿Cuáles valores practicaba durante la trayectoria de
su vida? le contestó : Fe, esperanza y caridad y vivo mi vida en paz.
Todos le aplaudieron y le mostraron mucho
amor.